KATARSIS EN EL MEDIO NATURAL



KATARSIS EN EL MEDIO NATURAL

3-junio-2015

¡El mundo está hecho un potorro! Me da lo mismo el pueblo la ciudad o las grandes megapolis; todas nuestras estancias sociales tienden al cloaquismo.

Yo ante eso ya me rendí y ahora controlo mi huella ecológica todo lo que puedo porque creo en otro mundo posible. Cada persona busca su libertad como le dejan o ella realmente quiere.

Desde una burbuja verde en simbiosis con la Natura y dejando de tratar a la Madre Tierra como tal y empezando otro comportamiento más simple, similar al cuidado que hacemos con los niños, paso a la acción día a día. Con las sombras y claros del umbrío castañar de montaña reflexiono ideas que me hagan dislumbrar un trabajo limpio, de respeto a todas las formas vivas que me rodean; desde la arañita de patas finas  al ratón verde que te jode algunas hojas del libro que aprecias; al único que me cargo es al mosquito trompetero cuando te está chupando la sangre y te deja zarpullido el lugar del contacto; aunque luego me arrepiento y me consuelo pensando: te lo has merecido el que busca encuentra, siguiendo arrascando el picotazo que me dio; también el topo cuando deambula por la huerta me pone en tensión, pero en definitiva hace más beneficio que perjuicio porque se cargó veinte cabezas de ajo pero cogí más de cien; su inercia no es destructora, elimina a insectos subterráneos que acabarían con la huerta completa. Ahora bien, los problemas generalmente los creamos los humanos porque en un terreno de una hectárea tienen que habitar unos 70 topos no como en 2007 que había 700 por hectárea creando plagas, el monocultivo y todas sus consecuencias nos llevan a desequilibrios.

Cada vez más clarito la genética nos lo está poniendo el prentesco con todo lo vivo, planta, insectos y animales. Vivimos una comedia de calle sin darnos cuenta que las tramoyas se encuentran en el medio natural y la obra sería excelsa con este escenario.

Estamos perdiendo memoria con tanta tecnología, frigoríficos y ordenadores, que al fin y al cabo son herramientas que nos distancian de la naturalidad del el medio rural del que surgimos. Continuamente nos bombardean con malas noticias y pésimos datos sobre  medio ambiente, que si la calidad del aire cada vez peor, invasión de los bosques y costas con construcciones faraónicas, el agua dulce hacia un estado no bebible, especies animales temblando sus poblaciones; en fin, seguiríamos hasta deprimirnos, mejor poner manos a la obra en solucionar todas estas carencias que nosotros y nuestra civilización contemporánea está creando.

Quizás un paso a dar que nos incumbe a todos, todas, será acercarse a la agricultura permanente directa o indirectamente, conseguir del paisano la lechuga en verano que sabemos que la cultiva con mimo o en nuestro propio huerto la escarola en invierno que la sembramos como alimento verde. Así trasmitir con el tiempo que no hay plantas malas que todas tienen sus propiedades al servicio nuestro, o bien alimento o bien medicina; y, si descubrimos incompatibilidades, competencia o plantas invasoras, tomar medidas porque las hay. Así avanzaremos en la permacultura como herencia de la humanidad curándonos en salud con alimentación sana, como ya plantearon los sabios griegos del pasado: “Qué tu alimentación sea tu medicina y tu medicina sean tus alimentos.”

“I feel good,” aquí me siento bien que decía la canción rodeado de verdes intensos, el verde ambiente me relaja más que el de los billetes del mundo depredador.

Welcome Makondo, Bienvenidos a la Sierra de Francia, Youkoso a esta montaña escondida del Sistema Central a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Continuará…



J.I.

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